La dignidad de la persona

La dignidad de la persona

La dignidad humana es fundamento de todo derecho. Si no se respeta ese valor del hombre, entonces ya no hay ningún fundamento. El hombre tiene unos derechos y sobre eso se apoya todo lo demás. Si eso no es así, si no se respeta ese valor del ser humano, entonces existirían otros criterios de respeto. Por ejemplo se respetaría solamente a los que convendría, a los ricos, o a los poderosos, o a los de mi partido y se caería en la injusticia más brutal. La dignidad humana es la fuente de todo derecho. Todo ser humano, piense como piense, sea como sea es digno, es humano, debe ser respetado. Cuando esto está muy claro todos comprendemos el cambio que eso supone, el respeto total a los demas.

Cuando uno no cree en la dignidad humana, ¿qué ideas va a tener? Ayudará a los que le conviene, o a los que piensa que sirven, pero uno mismo ya estará seleccionado no habrá un verdadero afán de servir a otros. Si se escoge cualquier criterio eso sería criterio de valorización: la raza, la inteligencia, el poder, la belleza, estaré dicriminando a millones de semejantes. Entonces el ideal será un ideal mezquino, el servicio a la comunidad será pobrísimo, no se podría de verdad ayudar a otros.

Descubrir la dignidad humana es asomarse a la propia grandeza, cuando una persona no comprende la dignidad de ser hombre, no comprende la seriedad de su existencia, el valor de su propia vida. No comrende que vale la pena que él exista. No comprende que eso que le puede pesar mucho, que es tener tal cualidad o no tenerla, ser hijo de tal persona o no serlo, eso no tiene importancia comparado con su grandeza, el hecho de que es un ser humano, que su vida tiene un valor y vale la pena. Que es un ser humano y tiene un valor inmenso total.
Si todos somos iguales, todos somos hombres, todos valemos igual, todos merecemos lo mismo, todos deberíamos de tener lo mismo. Si no se entiende la dignidad humana no se entiende la sociedad, no se entiende el servicio al prójimo, no se entiende nada. Solo hay justicia cuando hay dignidad, porque sino no hay igualdad. Si los hombres no somos igualmente dignos, entonces no cabe la justicia.

La libertad no me la da nadie, la libertad la tengo por ser hombre, por mi grandeza. Todo esto me da respeto, nadie puede decidir por mí, nadie puede optar por mí.

Hay que lograr que cada ser humano entienda la verdad en su propia existencia, la verdad del hombre. El hombre no es un avaro, no es un dominador, el hombre tiene esa grandeza maravillosa y esa capacidad estupenda. Hay que lograr que el hombre entienda su grandeza de cara al amor. El hombre es lo único digno de ser amado por sí mismo. Y el único amor verdadero es a personas no a cosas.