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domingo, 7 de junio de 2009

BECERRADA EN HOMENAJE A LA MUJER CORDOBESA







El día 1 de junio se celebro en la plaza de toros de Córdoba la becerrada en honor de la mujer cordobesa. La tarde empezó con buen pie… A las cuatro y media de la tarde ya había algún que otro grupo de mujeres animando la tarde y esperando la apertura de puertas, claro que el calor era sofocante. La plaza no se lleno al completo pero si se ocupo alrededor de la mitad del coso taurino. El ambiente era propicio para que saliera una tarde estupenda.
Con respecto a los toros…bueno, más bien becerros…Se lidiaron seis, uno para cada muchacho de la escuela taurina de Córdoba.
Empezó Miguel Ángel Serrano, le toco un becerro con poca fuerza pero supo como templar la faena con la muleta y finalmente acabo con una estocada magnifica que provoco la muerte inmediata al becerro. Su hazaña acabo con el premio de una oreja, y la tarde prosiguió en el mismo tono uniforme hasta que llego “El Zorro”, un chaval que le echo ganas al asunto y que tiene futuro… Revoluciono la plaza entera y la puso en pie. Se pensó la faena de una manera muy profesional e hizo varios desplantes atrevidos de adorno, con su poquito de riesgo. Pero la suerte no le acompaño con la espada y pinchó 2 veces hasta que a la tercera mató al becerro, su premio también fue de una oreja.
Transcurrió la corrida y sin darnos cuenta nos plantamos en el sexto toro de la tarde, ya que los demás no dieron mucho mas de si aunque los chavales se esforzaron al máximo, y ese esfuerzo se les recompenso con una oreja a cada uno.
Y aquí llego una gran promesa del toreo, José Lozano “Camará Chico”, el joven salió con unas ganas tremendas y así hizo la faena… Empezó con el primer tercio dando unos capotazos limpios como el oro, unas manoletinas espectaculares y unas verónicas que daba gusto de verlas. Llegó la hora de coger la muleta y la manejo con una suavidad impecable con la muñeca, despacio y al ritmo que él le imponía al toro; reinó en su faena y se gano al público en pocos minutos. A los naturales le faltaron flores porque para la corta edad del muchacho y debido a su poca experiencia demostró su gran talento. Finalmente cogió la espada e hizo una estocada un poco trasera y tendida, pero suficiente para echar al toro y que tras el descabello muriera. Su premio fueron dos orejas bien merecidas a las que paseo por toda la plaza y con las cuales se fue por la puerta grande del coso.
Así acabo la tarde, esperamos poder ir también el año que viene y poder disfrutar tanto.



María Caracuel

1 comentario:

  1. Da gusto notar que la escritora disfrute tanto con los toros! me ha gustado mucho y lo has descrito tan bien que aunque no he ido nunca a ninguna corrida, me lo he imaginado perfectamente. Por cierto! las fotos son fantásticas!! Enhorabuena!!!
    Marina.

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